Plantar una iglesia en una región donde por generaciones han vivido sin verdadero cristianismo y, en consecuencia, sin esperanza no será cosa rápida y, aunque a cada instante el tiempo se nos escapa de las manos y cobra su factura en nuestros cuerpos, en cambio, el espíritu se va renovando por medio de la esperanza bendita que tenemos en Cristo de que un día Él reunirá a su pueblo.
Esta es la esperanza que nos anima a seguir persistiendo en la tarea de rescatar a las almas en estos pueblos y, muy especialmente, la de los niños a quienes Dios ha puesto en nuestro camino para que sembremos en sus corazones la semilla del mensaje salvador del Evangelio.
Así que muy probablemente esta Iglesia florecerá cuando estos niños crezcan y se vea en ellos el fruto del Evangelio en sus vidas. Mientras tanto, seguimos adelante con la confianza puesta en Cristo, que nos dice a cada instante: «No desmayen, por a su tiempo cosecharán.»
No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.
Galatas 6:9
Así esta semana continuamos con La Escuelita, donde enseñamos que así como Dios ayudó a Abram a rescatar a Lot cuando este estaba en peligro, de la misma manera Dios guarda y rescata a sus hijos de sus enemigos.
Es sumamente importante enseñar a los niños que en este mundo sufriremos aflicciones en nuestro peregrinar, pero que no hay enemigo tan grande que nos pueda destruir, ni mucho menos separarnos del amor que Dios nos da a través de su Hijo. Que podemos tropezar e incluso caer presa de algún verdugo, pero realmente Dios nunca nos abandonará.
¡Si tenemos a Cristo, tenemos todo lo que necesitamos para esta vida y la fuerza para sobreponernos a cualquier obstáculo!
Sigamos orando por la evangelización en estos pueblos.

Descubre más desde SIERVO INÚTIL
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
