Dios quiere que sobre todas las cosas guardemos nuestro corazón. Por corazón aquí nos referimos al alma y no al órgano físico. ¿Y de qué quiere Dios que lo guardemos? Del pecado.
El pecado es el peor enemigo de todo cristiano; ni Satanás tiene el poder para dañarlo tan severamente como lo hace el pecado si se lo permitimos.
Cuidar el corazón implica mantener una buena conexión con Dios y protegernos de las influencias negativas que nos llevan a pecar. No olvidemos que ¡El pecado nace en el corazón!.
Debemos cuidarnos, porque el corazón humano es tan falso que puede traicionarnos al hacernos pensar que estamos libres de maldad, que jamás seríamos capaces de cometer tal pecado, etc. El corazón es un experto en subestimarse y auto justificarse, por eso Jesús se refirió a el como el elemento más falso. «El hipócrita no es falso en su apariencia sino en su corazón».
Jeremías 17:9 NTV
[9] »El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es?
Debemos cuidar el corazón porque de él han salido los pecados más atroces contra Dios y contra la humanidad. La maldad es solo una expresión más del corazón.
Los planes de Hitler para exterminar a los judíos y apropiarse de Europa en la Segunda guerra mundial y así acabar con tantas vidas, nacieron de los malos deseos de su corazón. Un corazón sin límites (sin la gracia restrictiva de Dios) puede llegar a hacer atrocidades inimaginables.
No es como en las novelas rosas donde hacen ver al corazón como una máquina de nobleza y todo amor, etc. Si esta fuera la condición dominante en los afectos del corazón humano, este mundo no sufriría ninguna expresión de maldad e injusticia, etc. Pero vemos claramente que la realidad es otra. ¡Todo lo malo que puede ser un hombre es solo un reflejo de su corazón y toda verdadera nobleza y amor es un reflejo de Dios en el!.
¡Solo Dios ennoblece genuinamente el alma!.
La Biblia dice:
Mateo 15:19 N TV
[19] Pues del corazón salen los malos pensamientos, el asesinato, el adulterio, toda inmoralidad sexual, el robo, la mentira y la calumnia.
Más importante es que debemos cuidar el corazón porque en este subsiste nuestra relación con Dios. Una buena comprensión de la persona de Dios y una fe fuerte dependen en gran medida del estado de nuestro corazón. La Palabra y las promesas divinas solo son de provecho para nuestra alma cuando se reciben con un buen entendimiento y una conciencia limpia. El pecado distorsiona la persona de Cristo en nuestras mentes, trayendo confusión, mancha nuestras conciencias, debilita nuestra fe y nos lleva a acercarnos a Dios con temor; a menudo nos endurece y nos invita a revelarnos contra Él. Si queremos tener una sana relación con el Padre eterno, donde la confianza, la paz y la seguridad sean la condición, debemos velar por el bienestar de nuestro corazón.
Proverbios 4:23 NTV
[23] Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque esto determina el rumbo de tu vida.
En conclusión, descuidar el corazón es algo muy necio. Es prácticamente condenarnos a ser cristianos fluctuantes y débiles, siempre presas de las tentaciones etc. Por el contrario, cuidar el corazón significa asumir nuestro deber ante Dios y ser llevados a una vida espiritual de crecimiento y madurez.
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