BENDITA ANGUSTIA

De un tiempo para acá, a menudo me lamento de mi pobre amor a Dios. Han transcurrido 17 años desde ese día en que todo cambió, cuando Su luz iluminó mi corazón y la vida me cambió. Todo fue tan increíble, pero tan ilógico, tan desconocido y de otro mundo que caí humillado ante Su imponente majestad.

Nunca antes había conocido una bondad tan grande, tan pura y desinteresada como esa, ni un amor tan sincero e incondicional que me resultaba extraño, pero a su vez irresistible.

Yo no sé cómo le ha pasado a los demás, yo me quedo con mi caso como algo que jamás podré olvidar. Para algunos, locura; tal vez misticismo, etc. Otros le han llamado el estado bajo convicción del espíritu previo a la salvación, etc.; pero para mí significa el punto de un antes y un después. Cuando ahora mi vida adquiría significado y el corazón rebelde me era extirpado por uno que ardía como brasas encendidas por alcanzar las llamas de ese cielo que en la Biblia se describía tan excelente. Para mí, antes de esto, este libro santo solo era un compendio de historias religiosas y filosofía antigua, y hablaba de un Dios que solo existía en las imaginaciones de los más tontos; y, sin embargo, ante mi mucha soberbia, un día se presentó sin ninguna forma, solo por las letras de este libro que una y otra vez venían constantemente a mi mente en el momento más oscuro de mi existencia, donde ya no había esperanza ni tampoco más ganas de seguir buscándola. Palabras santas que un valiente me profirió en el tiempo de mi mayor oscuridad y que mi duro corazón no quería aceptar.

Rendido ante una inmensa vacuidad con el alma rota navegando en el vasto mar del sinsentido, él me derrotó y en un instante me sedujo y yo me dejé seducir, y desde entonces este mundo fue cambiado para mí.

Vivimos en un tiempo donde muchos que se identifican como «cristianos» carecen de algo como esto; por eso, sus corazones no han sido reformados profundamente. En el mejor de los casos, se han mejorado moralmente, se han vuelto intelectuales doctrinalmente, pero no poseen pasión por Aquel que dicen que les salvó.

Ahora cuando veo a alguno que retrocede, me inquieto y me pregunto asombrado: ¿Qué pasó? ¿Acaso él no es suficiente? Me refiero a su amor revelado en la Cruz, su sangre derramada por cada pecado nuestro sin tener necesidad de hacerlo y sin que nosotros lo merezcamos. ¿Qué no pueden entender la magnitud de todo esto? ¿No pueden recordar cómo era el cadáver putrefacto y hediondo que eran? Y así darse cuenta de que están despreciando lo más valioso. ¿O qué? ¿Existe otro amor como el Suyo? ¿No están cansados de la hipocresía de este mundo que se atreven a preferir el amor de los placeres y de aquellos que les mienten, por el único y sublime amor que nunca les va a decepcionar?

Es aquí cuando me lamento, me espanto y me turbó ante la terrible imagen de aquellos que cambian el oro divino por el estiércol y se aferran locamente, y en algunos casos parece que, con gran alegría, a este como su gran tesoro.

y ha cambio observo mi debilidad,  inutilidad, frialdad ect… y exclamó, ¡Dios no me dejes correr tan lejos de ti que nunca jamás pueda volver!. Como dijo San Agustín: ¡Quema ahora para que no quemes después!, y no me permitas por nada dejarme seducir por lo engaños de aquellos que te han dado la espalda, y que han cambiado la gloria por el infierno. ¡Y en medio de la crisis agradezco y bendigo esta  aflicción que no me deja vivir en paz mientras mi corazón no sea por completo tuyo oh Señor!.

Juan 3:3
[3] Jesús le dijo: —Te aseguro que si una persona no nace de nuevo no podrá ver el reino de Dios.



Descubre más desde SIERVO INÚTIL

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario