Hoy medite mucho sobre la temporalidad de esta vida. De cuan corto es el tiempo que nos toca vivir en este mundo, y en como y a menudo solemos tirarlo a la basura.
Así desee que Dios fijará la eternidad en mi mente de manera permanente, y así no olvidarme ni un instante de que soy un simple mortal con los días contados sobre esta tierra, para así enfocarme en hacer su voluntad y amarle sinceramente.
Creo que este es un buen método si se nos concede, para vivir provechosamente, y preparandose para la eternidad.
Personalmente y por experiencia propia, no me gustaría que me sorprendiera la muerte como parece que le sucede a muchos y le sucedió a mi padre. Digo, no sé si el sabía si esa tarde que salió de casa moriría, no lo sé, pero después de muchos años de este suceso, todavía me sigo preguntando ésto.
Pero no debemos tener miedo, pero si debemos estar preparados, porque después de cruzar el umbral estaremos con Cristo, y ¿como podríamos presentarnos ante El sin estar listos?.
¡Que Dios me ayude a hacer de esta mi meta, vivir cada segundo de esta breve existencia para la gloria del Salvador!.
Nuestros días sobre la tierra son como la hierba; igual que las flores silvestres, florecemos y morimos.
Salmos 103:15 NTV
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