Está vez continuamos estudiando sobre nuestra serie de Navidad, y basados en Isaías 9, aprendimos sobre la esperanza que Dios traía a la humanidad a través del nacimiento de este niño, que venia a ofrendar su vida para traer esperanza, luz y libertad a este mundo.
En el pasado hubo un tiempo en que las naciones gentiles permanecieron durante milenios en oscuridad respecto a la Salvación. Generaciones fueron enterradas en una triste condición de esclavitud y de condenación.
Y ahora en el tiempo ordenado el profeta de Dios anunciaba las buenas nuevas de gran gozo, que por fin la luz vendría a disipar las tinieblas que sostenían en desesperanza a la humanidad al mantenerlos cautivos bajo el dominio de la muerte, separados de Dios, y sin verdadera alegría y sin paz.

Así pudimos observar el gran alcance de este nacimiento especial, que para nosotros significa la promesa cumplida de que Dios proveria de un redentor para llevarnos devuelta a EL. Esto es a su presencia, a una relación con el Padre, y una esperanza de una realidad mejor en el reinado futuro del mesías, donde viviremos eternamente para cumplir nuestro propósito original:
«Glorificar a Dios y gozar de El para Siempre» (CMW).
Y todo esto, gracias a Jesucristo, que es la razón por la cual celebramos hoy, y por la cual deberíamos vivir con gratitud todo el resto de nuestro peregrinar en esta tierra.
Isaías 9:2 NTV
[2] El pueblo que camina en oscuridad verá una gran luz. Para aquellos que viven en una tierra de densa oscuridad, brillará una luz.



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