Estos dias el trabajo en el huerto nos ha mantenido ocupados. Ahora es el tiempo de plantar para cosechar después, y obtener algo de comida saludable para el resto del año.

Esto también me ha servido para realizar algo de ejercicio físico y tomar el sol, creo que ahora me veo más «coloradito» pero está bien. Me siento mejor, y esto me ayuda a aliviarme un poco de las presiones en las que me he visto envueto. En fin, el ministerio no es fácil y los problemas tienen que llegar de algún lado. Pero el Señor de todo nos saca adelante, y usa las adversidades para seguir limpiando nuestro corazón. Parte de mi problema sinceramente creo que es que pienso mucho, y tal vez le doy demasiadas vueltas al asunto en marcha que termino abrumado. Otras veces me responsabilizó de todo lo que sucede cuando no siempre debe ser así. A veces, paz mental es la razón de mis desvelos y de mis peticiones de oración a Dios.
Pero bueno, seguimos en marcha con la ayuda del Señor siempre. A veces andamos por la vida cargando cargas que deberíamos soltar ya. Entregárselas a Jesús quien prometió llevarlas por nosotros para aligerarnos el peso de esta vida, y que podamos descansar y aprender de Él al imitarle en cada situación que se nos presenta. Reaccionando ante las pruebas con humildad y fe.

Ahora, Dios nos ha bendecido con 3 nuevas almas a las cuales les podemos predicar aquí en el rancho. La pequeña Iglesia aquí en Tacuba continua apesar de los ataques y la indiferencia predominante que en estos tiempos experimentamos. Cada semana nos seguimos reuniendo para escuchar la Palabra, adorar a Dios y así, juntos ser edificados en el Señor.

A su vez, el trabajo con los niños también permanece cada sábado. A pesar de que sus padres aún siguen renuentes a venir a Cristo, este mes de julio cumplimos 4 años llevando acabo este trabajo ininterrumpidamente. Dios ha sido fiel con este proyecto de evangelización.
De verdad que el mundo se vislumbra muy difícil y oscuro para las nuevas generaciones y su única esperanza para hacerle frente con verdad y valentía es que ellos lleguen a conocer a Cristo.
Nuestro trabajo con niños no esta orientado exclusivamente en entretenerlos, esto ni siquiera es nuestra prioridad ya que estamos convencidos de que esto no es lo más apremiante que los niños necesitan recibir de parte de la Iglesia.
En los trabajos misioneros infantiles es muy fácil caer en esta situación, debido a que por naturaleza los niños son atraídos por todo aquello que les prometa diversión etc. Y lo cual con cierta medida no esta mal. Sin embargo, en muchos de estos programas suele suceder que todo se centra en entretenimiento, el cual es un recurso muy empleado para controlar a los chicos o incluso para retenerlos, y se minimiza o de plano se omite el atender el area espiritual que es el trabajo principal de la Iglesia.
En otras palabras, solemos olvidar que con urgencia los niños también necesitan salvarse conociendo a Cristo.
Para nosotros el enfoque es dejar grabadas en sus mentes las grandes verdades de Jesús. Porque creemos que el Evangelio (La Biblia), es el poder de Dios para salvación y que al final esta es su mayor necesidad.
La Escuelita Biblica ya con 4 años funcionando, ha enseñado ha muchos niños en estos pueblos que La Biblia es la palabra de Dios. La verdad bajo la cuál deben establecer sus vidas, y que es a Cristo a quien se deben aferrar para perdón y vida eterna.
Hoy en día, niños han ido y venido, mientras que un buen grupo ha permanecido bajo este esquema desde el principio. Ahora algunos de ellos ya son adolescentes, y agradecemos a Dios de que apesar de las tentaciones propias de esta edad, y la presión de otros jóvenes en la escuela secular, estos jóvenes continúan asistiendo a este programa donde la Biblia ocupa nuestra mayor atención como la fuente que les guiará a una relación con Dios, y que les presenta la respuesta a la existencia de esta compleja y ahora parece que ilógica vida.
Les pedimos que sigan orando por estos niños, y que finalmente el Evangelio cambie la triste realidad de estos lugares para la gloria de Cristo.



Asi transcurre nuestra vida, predicando y trabajando. Espero con el favor de Dios recibir el fruto de nuestro trabajo en el huerto, quizás pronto tendremos algo de maíz, tomates, espinacas, ejotes y lechugas. Y el próximo año manzanas, peras y cerezas. Pero también, Dios quiera concederme ver el fruto espiritual de esta labor misionera, donde almas están escuchando y aprendiendo el consejo divino que les puede llevar a un encuentro con Jesucristo, lo cuál al final es lo único que de verdad importa. Y creo que la obra es del Señor, y el mostrará su voluntad en todo esto a su debido tiempo.
¡Que se haga la voluntad del Señor siempre!.
Gracias por seguir orando por nuestro ministerio.
Heber G.
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