CARTA ABRIL 2024

Empiezo esta carta reflexionando, en que verdaderamente nuestra capacidad para la obra de Dios es muy limitada, y la obra es tan ardua y extenuante para cualquier hombre común.

Hay tanto campo y mucho por hacer, que este panorama antes de abrumarnos, debe guiarnos a poner nuestras fuerzas en quién puede ayudarnos.

Su palabra dice:

«Diga el débil fuerte soy«.

Joel 3:10

7 años ya aqui en la Sierra, y parece que fue ayer que llegamos por primera vez. Recuerdo que fue con mucho entusiasmo y deseos de dar a conocer a Cristo en esta vasta Tierra. En aquel entonces, teniamos una idea diferente a lo que ha sido nuestra experiencia aquí. Como misioneros inexpertos eramos ajenos respecto a la vida en el campo, y nos habiamos fabricado un sueño utópico de lo que seria nuestra aventura misionera. Pero la realidad ha sido otra. Y en medio de los triunfos y tambien en las decepciones, lo mejor de todo esto es que Dios siempre ha estado con nosotros en cada instante. Si tuviera que ponerle un nombre a la historia de nuestra vida como misioneros seria: «La fidelidad de Dios en la lucha por las almas».

Esta es una lucha que cada día debemos pelear contra los obstáculos que constantemente se levantan. Satanas, El Mundo y nosostros mismos a menudo nos estamos oponiendo a la voluntad de Dios. Las misiones son la guerra de La Verdad vs La Mentira, de la Fe vs El Escepticismo, de Permanecer vs desistir, en fin de creerle a Dios y seguir avanzando, aunque tengas que morirte sin ver nada ha cambio. Solo seguir por el hecho de que Él Cordero inmolado es digno de nuestra devoción a través de la fé y la obediencia.

Hoy despues de todo este tiempo, solo puedo seguir viendo a la Sierra Tarahumara, como una zona que nos ofrece un sinnúmero de oportunidades para cumplir con nuestro ministerio, de llevar al conocimiento de Cristo a quienes no tienen muchas posibilidades de escuchar de Él de manera biblica.

Y todavía hoy, me encuentro a mi mismo luchando cada dia por no perder esta visión. A medida que pasa el tiempo, en esta vida parece que muchas cosas convergen entre si para que abortemos de nuestra labor. Uno puede caer en muchas situaciones  y volverse indiferente ante la enorme necesidad que reina frente a nosotros.

Conozco algunos casos que como yo, en algún momento abrazaron con mucha ilusión esta labor, y luego problablemente frente a las dificultades y otras cosas que nos suelen suceder, perdieron la visión. Y ahora instalados desde una posición «cómoda», a veces de prosperidad, yacen conformes  ante la cruda realidad de un mar de gentes que cada día caminan frente a éllos al infierno. Para mí, ellos son un espejo de la tragedia, un espejo en el cual con la ayuda de Dios no me quiero ver reflejado, porque ciertamente conozco que sin Él nada puedo hacer. Solo en Cristo podemos permanecer.

¿Cuán digno es Cristo?; ciertamente Él es todo digno en su ser, y merecedor de toda nuestra devoción. El limpio todo nuestro arsenal de pecados que nos acusaban delante de Dios. ¿Cuánto significa esto?; si en verdad esto vale algo, entonces se va a ver reflejado en nuestra devoción a Él. Y la devoción se expresa muy bien en el servicio. Jesús nos ha servido demasiado, y ¿porque no servirle nosotros a El?.

Mantener la pasión por Cristo es lo que requerimos para seguir en sus pasos. La pasión nos mantiene encendidos y ocupados en la meta de trabajar en los planes del que merece toda gloria y honor.

Pero, a diferencia de la creencia del mundo que condiciona la motivación basada en resultados. He aprendido que  la pasión que nos mantiene en el camino no proviene de las recompensas que obtengamos, sino del amor y la devoción que mantenemos hacía Dios. Alguien puede nunca recibir los frutos de su labor y aun asi mantenerse como una antorcha ardiendo por la gloria de Dios, y ha cambio ha habido hombres que despues de obtener algun resultado de su labor, se sientan satisfechos volviendose indiferentes y fríos.

Nuestra pasión por Cristo nace de la admiración y la gratitud que le profesamos. Cuando no hay pasión no se puede tener verdadera motivación, y a su vez es una evidencia de que no existe una genuina devoción por el Salvador.

Cuando  no admiramos a Jesús, tampoco podremos valorar todo lo que representa la Cruz,  y en consecuencia no tendremos las fuerzas para luchar esta guerra.

Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos.

Salmos 84:5

Asi, nuestra labor aqui sigue, poco a poco, pero con la seguridad de que Dios esta con nosotros y que él cumplirá el proposito para el cual nos trajo aquí.

Le invito a persistir orando por esta tierra (la Sierra Tarahumara), y porque las almas puedan llegar al conocimiento de Dios para la gloria de Cristo.

Comparto algunas fotos de nuestro ministerio en este mes de Abril.

Dios le bendiga,

Heber Gonzalez.

Fotos


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