La brevedad de esta vida es uno de los temas sobre los cuáles me gusta mucho reflexionar. A tal punto que de estar pensando tanto en ello a veces siento que suelo dejar escapar el valioso tiempo. Es cierto que debemos tener cuidado de no caer en este sútil vicio, pero amenudo meditar en el hecho de que a cada segundo nuestras vidas en esta tierra se van extinguiendo puede ser provechoso para enfocarnos solo en aquello que nos ayuda a cumplir con nuestro propósito en esta Tierra.
Cada hombre tiene un propósito que cumplir, el problema es que muchos viven ignorándolo y otros simplemente nunca se enfocan en ir trás el, lo que se traduce en mucha perdida de tiempo y esfuerzo, en fin en vidas mal gastadas.
Y cuando hablo de proposito no me refiero a las cosas vanas por las cuáles la mayoría corren en esta vida, sino a la meta suprema que todo creyente deberia tener como su principal prioridad. El hecho de que un dia va a morir para al instante estar con Cristo.
Fuimos creados para la eternidad y nuestro siguiente paso sera dado en este plano. Ya sea en el Cielo o en el Infierno, pero pronto partiremos hacia uno de estos dos destinos. Mientras tanto debemos aprovechar bien el tiempo y enfocarnos en hacer todo aquello que nos ayudará a estar en el lugar donde nuestras almas pasarán la eternidad, y para nosotros los creyentes, los que hemos nacido de nuevo es estar junto a Cristo.
[14] Por tanto, amados, puesto que ustedes aguardan estas cosas, procuren con diligencia ser hallados por Él en paz, sin mancha e irreprensibles.
2 Pedro 3:14 NBLA
Asi se nos exhorta a vivir este breve tiempo aguardando nuestro encuentro con Cristo. Esto es siendo diligentes en nuestros deberes espirituales que nutren el alma con la gracia divina, sirviendo a los creyentes, compartiendo el Evangelio con los perdidos etc… Y que seamos encontrados por Él en paz, y asumimos que la única forma de ser hallados de esta manera es estando justificados por medio de la Fé.
Cristo es quién nos libra de la irá de Dios y a su vez quién nos reconcilia con El Padre. Nadie por su propia justicia personal podrá aplacar la ira divina que el pecado despertó y lograr así una tregua con Él . Es solo a través de la fé en Él que el hombre puede ser mudado de ese estado de irá a uno de paz. Y a su vez se espera que nos guardemos del pecado que mancha nuestras consciencias y oculta de nosotros los ojos de un Dios santo.
En resumen: El tiempo vuela demasiado rápido y a cada instante nuestro día se va acercando. Vivamos bajo la regla suprema de que un día estaremos frente al Señor y así que todo lo demás sea tenido en un grado menor de afecto, que nos demos cuenta que este breve tiempo es el instante para emprender el vuelo y que necesitamos alistarnos para ello.
Descubre más desde SIERVO INÚTIL
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
