El amor de Dios es Cristo y Él es lo más elevado a lo que un hombre puede aspirar.
No hay punto de comparación. Todo en el plano material es nada ante la grandeza que representa que la divinidad ponga en ti su atención y te bendiga con Sú favor.
Y en verdad, ¿Quienes somos para que algo tan sublime como esto nos suceda ?; Si somos honestos podemos aceptar que no somos: Especiales, ni muy dotados, ni importantes; solo simples mortales con grandes defectos pero eso sí, con muchas oportunidades para ser mejorados en todo. ¡En resumen somos nada!.
Un hombre solo es grande si Dios lo posee como su hijo. Porque es Dios mismo quién le da valor. Pero si esta no es la condición, lo único que posee al hombre es pobreza. Aunque, materialmente sea poseedor de muchas favores y riquezas en esta breve existencia. Bienes que por cierto no podrá retener por más que a ellos se aferré.
Asi que, no es nada sabio vivir para estás cosas que se van a esfumar. Todos tenemos un alma que vale más que todo el oro, y que amenudo despreciamos cuando no le prestamos la atención debida.
Y el mejor cuidado que puede recibir el alma es la Verdad. Esa Verdad que le cura y le salva de su propia maldad y la limpia para presentarla ante su creador sin mancha para ser aceptada y amada como nunca antes se pudo soñar.
Si tan solo, los hombres fueran más conscientes que la verdadera riqueza está en poseer un alma justificada y entendieran el valor de lo que esto significa, dejarían de ir tras todos esos juguetes baratos que los hacen extraviarse del más valioso tesoro y mejor pondrían su mirada en Dios.
Pero, ¿Cuántos caminan hoy que desprecian a Dios por esas cosas baratas?, es tonto cambiar lo que es más estimable por baratijas, pero a menudo está es la reacción de la mayoría cuando prefieren todas las demás cosas antes que a Dios, y ciertamente vivimos tiempos de mucha oscuridad, donde los hombres no han recibido la suficiente visibilidad para apreciar esta Verdad y se den cuenta del terrible estado de pobreza en que sus almas vagan.
Muchos por descuidados o rebeldes parten sin provisión de esta vida a la siguiente para experimentar un estado de penuria y dolor por siempre. Esta es una razón importante por la cuál seguir adelante compartiendo la solución.
Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma? Mateo 16:26 NBLA
Solo Cristo perdona nuestra maldad. Si, ¡que somos malos es algo que no nos gusta escuchar! pero es la realidad que yace en cada corazón, misma condición que necesitamos reconocer para sanar y para después aferrarnos al santo remedio el cuál es; La preciosa sangre del mismo Cristo que nos purifica el alma y la redime del poder del pecado por medio de la fé en Su sacrificio.
Asi, Cristo es nuestra única esperanza y verdadera riqueza para el alma humana. Y decimos que el hombre que ha sido objeto de esta gracia bien puede considerarse rico, pero el que aún transita por esta vida sin ella es peor que un mendigo. Que aunque se vista con trapos finos no es más que un ser putrefacto que a cada paso expele un aroma de hedor por encontrarse en densas tinieblas y bajo la irá de Dios.
Si hoy fuera mi fin, estoy seguro que a lo único a lo que me quisiera aferrar no es a nada ni a nadie, a ninguna persona, ni a la ciencia, ni al poder o seguridad que el dinero da. Sino solo al indescriptible y magnifico amor de Dios en Cristo que concede paz al alma y la certeza de que lo que parece el final es en verdad un mejor principio.
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