« Más aún que nuestro servicio, Dios desea nuestro amor »
Hudson Taylor
Todo trabajo misionero debe estar motivado principalmente por el amor a Dios. Es en esto que nuestro esfuerzo encuentra proposito y nuestra alma fuerza para realizar la labor.
Pudieramos mover toda una artilleria para realizar la obra de Dios aquí en la tierra y aun así, no tener amor por Él. Pero no podemos decir que le amamos sin hacer nada por Él.
Fue por este amor que los discípulos quedaron perplejos, a tal punto que no les importo mucho dejarlo todo para seguirle a Él.
El que ha amado a Dios de verdad no puede conformarse con menos, sino en vivir para hacer su voluntad.
Es nuestro amor a Dios lo que debe movernos a obedecerle en la gran comisión, y a su vez a amar a nuestro semejante no dejándole morir en la ignorancia que sepulta el alma en las tinieblas más densas y escalofriantes.
¡Es por Cristo que debemos trabajar, es solo por Él y nada más. Por el gran amor que en la Cruz nos mostro para que hoy nos llamemos hijos de Dios!.
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