El coro de un antiguo himno ha sido uno de los remedios que Dios me ha dado para vencer el temor y el desanimo que a menudo amenaza.
Este coro nos indica que la gracia de Dios es lo suficientemente efectiva para sostenernos y consolarnos en las duras luchas que tendremos que sostener en esta vida. Incluso aquellas cargas que pudieran representarnos una Cruz impuesta por Dios para nuestro bien.
El coro dice:
La gracia de Dios me bastará;
su ayuda jamás me faltará;
consolado por su amor,
que echa fuera mi temor,
confiaré yo en mi Señor.
Aquí la gracia podría definirse como el favor de Dios en nuestra ayuda en los momentos de dificultad. Un favor sin límites y siempre oportuno, que nos sostiene como una roca en medio de la tempestad, que nunca llega tarde y que nos consuela con Sú excelsa bondad, a tal grado que uno pierde el miedo antes las cosas que se veían como enemigos invencibles, como por ejemplo: La muerte y la enfermedad.
Dios nos ha prometido nunca dejarnos y ayudarnos a completar nuestra misión en esta vida. Y aunque, está carrera por trayectos parece cansada y difícil su gracia nos basta, ya que en ella está toda la fuerza y motivación que necesitamos para salir victoriosos de los obstáculos en este peregrinar temporal.
Cuando en el ministerio me siento débil y cansado por las luchas, entonces pienso en la Cruz y en todo lo que he recibido de ella. Y me doy cuenta que mis cargas no son nada en comparación con lo que Cristo ya llevo sobre si y que Sú favor es tan incalculable, que no importa como me sienta o como me vea en las circunstancias adversas, sino que lo que Si tiene valor es que Dios está conmigo y en Él tengo más que lo suficiente para salir triunfante de esta carrera que un día me llevará a los brazos del Salvador.
Entonces, recordar que Dios es fiel y que su gracias es efectiva y abundante son el antidoto para retomar fuerzas en medio de las adversidades y no sucumbir ante ellas.
Descubre más desde SIERVO INÚTIL
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
