La obra misionera implica muchos peligros, dificultades y sacrificios. La Sierra en muchos aspectos es un lugar inseguro, a menudo llegar a las rancherías implica transitar por caminos difíciles y exponerse a la constante violencia que vivimos en la zona en medio de estos tiempos turbulentos.
A pesar de ésto, Dios nos ordena salir a predicar. Él nunca nos prometió seguridad y un ambiente «perfecto» de falsa utopía para llevar a cabo su misión. Todo lo contrario, Él nos advirtió que los peligros siempre estarían al acecho.
He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.
S. Mateo 10:16 RVR1960
Jesús nos envía a transmitir su mensaje de esperanza en un entorno de hostilidad hacía el mismo. Dónde los lobos están siempre listos para devorar, en este caso el discípulo debido a su comisión es presa fácil y deseable para los depredadores de la Verdad por cuánto la resisten. Esto no significa que debamos lanzarnos a los peligros sin cautela, pero si quiere decir que éstos nunca deberían ser la causa para acobardarse y terminar abortando la misión. A menudo Dios nos lleva al punto donde tomar riesgos es el único camino para depender y crecer en Él.
Pero aún así, el discípulo tiene la certeza de qué no camina sólo, Jesus va con él a cada instante.
No tengas miedo, que yo estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios. Yo soy quien te da fuerzas, y siempre te ayudaré; siempre te sostendré con mi justiciera mano derecha.
Isaías 41:10 RVC
Así el discípulo descansa y toma valor para enfrentarse a los desafíos que implica llevar a cabo su misión. Encomendandose a su Señor cada día, reconociendo sú soberania en el cuidado de su vida, al saber que todas las cosas por las cuáles debe de pasar ya han sido previamente escritas. Por lo tanto el discípulo lleva su mensaje con confianza y cumple su misión sin reservas, sin miedos y sin quejas; al saber ciertamente que lo puede llegar a perder todo, incluso la vida, pero esto no le detiene porque es consiente de que el día en que lo pierda todo llegará con la muerte, por eso no se aferra nada excepto a Cristo. El vive asumiendo que no es tonto tomar el riesgo si ha cambio habrá ganado lo mejor. Y lo hace:
Sin reservas, sin miedos y sin quejas.
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