Nuestras vidas siguen el curso, nuestro Padre dirige cada paso en el camino que a cada uno de sus hijos le ha trazado. Este es un camino seguro pero a la vez no debemos obviar que esta vida está llena de muchas contrariedades para los que quieren seguir de verdad a Cristo, es una existencia con muchas dificultades y sin embargo, yo prefiero no centrarme en esto para no hacer ver ante otros a Dios como un amó muy severo. Pero es cierto, que nadie está libre del sufrimiento, cada uno llevá su propia cruz, la cuál debe cargar con fe y valor, que nos identifica con Cristo en sus sufrimientos y que a la vez nos prepara para la eternidad. Así que concluyó en qué la mejor manera de llevar está cruz es guardando silencio, porqué está es la manera que más glorifica a Dios. Cuando Jesús cargaba su cruz lo hacía en silencio. Y asi tenía que ser para dejar ver qué estaba aceptando de buena gana la voluntad de Dios para Él, aunque también es cierto que a su carne le molestaba en gran manera. Así también los discípulos sufren su cruz en silencio y sin murmuración, por cuánto saben que este aguijón temporal es el Ayo que los lleva a desprenderse de mucha vanalidad y mirar a Cristo como el autor de su esperanza y de su salvación.
"Guarde silencio porque es Dios quien se lo ha impuesto".
"Cómo cordero fue llevado al matadero y no abrió su boca"
Y ahora me preguntó el ¿porque fue que empecé este escrito con esto?. Bueno es simple, porque me brotó del corazón y no debo hablar mucho al respecto, pero es que hay épocas en las cuáles las dificultades nos vienen como plaga y me doy cuenta que para mí las mayores se albergan en mi mente. Mi mente es el interminable campo de batalla entre el desánimo y la fé. Pero he aprendido que estos conflictos son necesarios para hacerme crecer. Cómo lo expresaba Lutero; hay dos perros que convergen en mi interior, uno quiere a Dios y el otro le detesta pero solo uno gana, al que alimentemos mejor será el vencedor. ¡Gracias a Dios por las pruebas que maduran nuestra fe!
Así nuestro peregrinar avanza en una era donde el Cristianismo auténtico me atrevo a decir es escaso y dónde no muchos están dispuestos a abrazarlo. Pero «Que Dios tenga misericordia de esta generación que debido a su incredulidad perece«; siempre deber ser nuestra oración y un motivo para esforzarnos en la predicación. Este es el único camino de verdadero amor a Dios y al prójimo. Exponerte a hacer el ridículo ante una mayoría que no comprende la causa de Cristo para muchos ésto es parte de la cruz que deben llevar.
Así la evangelización es una tarea ardua y también constante, donde invitamos a las personas a ser transformadas por la verdad, a recibir el único amor sin error, a pasarse de las filas de Satán a las de Dios donde sus miembros reinarán con Cristo en la eternidad. Pero, este mundo gris no tolera la luz. Quiere la vida y pretende la eternidad pero sin Cristo, lo cuál es imposible. Buscando obtenerla tomando otro camino que consideran a su parecer más efectivo o menos sinuoso , como el de las obras y la religión vana y así terminan perdiensose para siempre.
Y es que he notado durante todos estos años en los cuáles he estado predicando que a muchos Cristo les resulta tán extremo. En vez de ser un descanso les resulta una carga. La felicidad que les ofrece les parece más el medio para suprimirla por qué les arruina sus sueños, prefieren beber de la pócima mortal del pecado que del agua viva que el Evangelio realmente brinda. Esta es una vida que a éllos les parece muerte por cuánto piensan que ya no podrán vivir para sus deleites.
El Evangelio es el opuesto a su percepción de este mundo, es la verdad que no encaja con el cuadro que se han pintado de sus propias vidas. y es que no han recibido el amor para conocer la Verdad porque si así fuera reaccionarian de la única forma en que pueden proceder aquellos que genuinamente la han recibido, esto es; «humillandose».
Así la evangelización batalla porque cambia paradigmas, rompe con el estereotipo popular de que los buenos van al cielo cuando en realidad son los más malos los primeros que van al reino. Por supuesto que ya transformados, esto es revestidos de Cristo.
Pero aún así esta tarea sea difícil el show de la predicación debe continuar. Y aquí me doy cuenta que no lo había visto así. «El show de la predicación» el cuál es un espectáculo para este mundo. Dónde hombres de todos los transfondos culturales y esferas sociales no están dispuestos a inclinarse ante Babilonia y contracorriente luchan por asirse por la victoria en esta contienda por las almas. Un tremendo espectáculo para los que no conciben la seriedad y lo sublime de esta misión.
Y esta es la condenación que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz porque sus obras eran malas.
Que Dios nos sostenga en su lucha y que el Cordero que fue inmolado reciba el trofeo de almas por las que el murió y pago en esa cruenta cruz.
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