El campo misionero es muy complejo. Cada lugar puede presentar sus propias ventajas y dificultades de manera muy particular sin embargo, todo se convierte en una oportunidad para mejorar vidas por medió de la Fe en Jesucristo.
El Señor nos ha entregado en nuestras manos la tarea de conquistar almas para su reino, una conquista que se logra con las armas del Espíritu de Dios y su Palabra que penetra las mentes y los corazones de los escogidos para salvación. Y aunque, a veces y ante muchos obstáculos está parece una tarea pérdida, el Señor ha prometido que los hijos del reino «vendrán» y esto nos anima a perseverar.
En la actualidad parece que estamos ante una generación demasiado incrédula, que nada apetece de las cosas espirituales, el libertinaje y los bienes materiales son su Dios a quien adoran de manera vehemente.
Aquí en La Sierra la cosa no es muy distinta, también el materialismo captura los corazones de los habitantes por supuesto que a menor escala debido a la pobreza y a las pocas oportunidades pero aún así, éste siempre parece ser un ídolo deseoso de culto en el corazón. Sin embargo, la superstición aquí es la religión. Pocos se humillan ante la Verdad de la Palabra de Dios pero ahora les dicen que una mujer vestida de blanco (La llorona) se aparece cada noche junto al camino a un lado del arrollo y muchos tiemblan de temor ante esta superstición pero no ante Dios. !Que trajedia!.
Este tipo de «cuentos» alimentan sus mentes y yo digo que los entretienen para no dejarlos pensar en Dios y así, no prestar atención a las cosas importantes de esta vida como su inminente viaje hacia el juicio final.
Aquí parece que nadie está pensando en su alma, apesar de que muchos están muriendo muchos creen que son eternos y continúan cada día viviendo el tiempo que se les agota bajo la irá de Dios.
A simple vista todos nuestros esfuerzos por cristianizarlos parecen infructuosos ya que no desean nada que no sea aquello que alimente su carne. El espíritu no existe —piensan éllos.
Y aunque, esté parece ser el más grande obstáculo (el escepticismo hacia la Verdad) tampoco ignoramos que es Dios quien puede abrir los corazones para que la luz del Evangelio los salvé.
Pero Dios nos trajo aquí con alguna buena razón. Los niños son la otra cara de la moneda, el trabajo con éllos prospera y tal vez de entre éllos saldrá la Iglesia que alabara al Señor en estos pueblos.
Así nuestro trabajo en la obra misionera se realiza en medio de estás dificultades pero con la confianza de que Dios es poderoso para salvar a los pecadores que él va a llamar a su Iglesia.
Sigamos orando por la obra en estos lugares.

Descubre más desde SIERVO INÚTIL
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
