LLEGO LA LLUVIA Y TAMBIÉN LOS INTRUSOS

24 Julio 2022

¡Estos días nos ha llovido mucho! gracias a Dios. Y a raíz de ésto el panorama se vislumbraba mucho mejor para la agricultura y en general para la vida en el campo. Yo he tenido que estar luchando con las goteras y sacando el agua que entra por las rendijas de las puertas de la vieja casa que habítamos. Pero además; éstos días algunos intrusos han venido a perturbarnos. Moscas, garrapatas y chinches ahora nos son motivo de preocupación y disgusto. Sin exagerar, ha habido momentos en que el malestar que me producen las moscas es tánto qué me han llevado a compararlas como a ése mensajero de Satanás enviado para recordarme que todavía no he llegado al cielo. Así que estos intrusos nos ha mantenido limpiando e intentado cosas para eliminarlos. Pero, estamos bien y aunque esté mundo no es perfecto, todo se compensa ante la realidad de que Dios está con nosotros a cada momento, en los instantes dulces y también en los tragos amargos, trabajando en nuestras vidas y preparándonos para un día hábitar a su lado.

También, he plantado algunos árboles. 8 de Manzana, 1 de Durazno, 1 de Pera y 1 de Ciruela. Por cierto que estás son algunas de las frutas preferidas de mi mujer. Y pues así soy, sigo intentando ser agricultor y aunque a veces las cosas se complican o no me salen como deseó, suelo ser muy terco y sigo intentando. Y bueno, ojalá que algún día suceda qué Dios me conceda invitarle a mi esposa un cocktail de frutas de mi huerto 😉.

Al mismo tiempo el ministerio continua. Las almas son el motivo que me brindan la oportunidad de servir al Señor. Mientras el tiempo transcurre me mantengo confiando en que el Señor a su debido tiempo hará la obra. Hace poco platique con otro hombre en mi misma condición de misionero, y me dijo que después de 16 años de estar en el campo, él estaba convencido de que a algunos obreros Dios nos lleva a determinado lugar para usarnos cómo testigos de su Verdad y una advertencia contra aquellos que le rechazan sin darnos ningún fruto visible. Es un poco consolador saber que otros pasan por las mismas circunstancias y aún así continúan perseverando en su labor. Sin embargo aún hoy no estoy seguro de que esté también vaya a ser mi caso, tal vez en 10 años más lo sabré. Y bueno, el domingo por la mañana mientras me preparaba para llevar a cabo la reunión de predicación debo admitir que no tenía muchas esperanzas de que alguien más nos acompañará.

Así que, me encontré alentandome a mi mismo, diciendome que de todas maneras debía hacerlo porque debemos ser fieles al Señor. En repetidas ocasiones y estando apunto de empezar a predicar y sintiendome con el ánimo en el piso por lo que pudiera interpretarse cómo un rotundo fracasó por los «aparentes» escasos resultados, sucede qué a manera de mantra le recuerdo a mi mente que «trabajo por fé y no por vista» y esto es lo que me ha mantenido de pie en momentos como estos y así permitirme proclamar un sermón cuando no tenía las fuerzas ni el deseó para hacerlo.

Y entonces, cuando me disponía a ir por una de las mujeres que cada domingo nos acompaña para escuchar la Palabra, uno de mis hijos salió a mi encuentro para decirme que un hombre había llegado. Se trataba de una persona a la cuál durante muchos meses atrás había estado evangelizado sin ningún éxito aparente. A menudo se nos olvida que la Palabra nunca regresa a Él vacía. Esta cultura de la inmediatez que si no vemos resultados rápido nos desanima, y no nos permite ejercitarnos en la fé.

¡Quiera Dios curarnos de esta maldición y que confiadamente podamos esperar siempre en Él!.

Y fue así que está mañana, este hombre había llegado con su mujer para acompañarnos en la reunión. De verdad, que su presencia me sorprendió y bueno, no estoy seguro en qué acabará su visita, por alguna razon Dios movió sus corazones para asistir este día y les concedió escuchar su glorioso Evangelio una vez más y a nosotros nos dio otra oportunidad de servirle en hacer aquello para lo cuál nos trajo a estos pueblos, predicar su Palabra para que aquellos que han sido llamados vengan a Cristo para ser salvos.

Por ahora, me estoy replanteando cómo continuar con el trabajo. Si, es cierto que no hay otro método que no sea el de predicar, predicar, predicar y también orar. Parece que hay mucho por hacer y a veces lo que falta es tiempo. «Los niños nos atan los pies» dice un proverbio hindú. Y ahora el trabajo de predicación con éstos nos está demandando mucho más esfuerzo, y por cierto que olvidaba mencionar que la mamá de uno de estos niños que estamos discipulando se congregó por primera vez con nosotros este último sábado. Tal parece que de una manera muy discreta Dios continua mandandonos personas para que les hablemos de Él. ¡Dios obra en sus planes de maneras misteriosas que no podemos comprender pero podemos tener la certeza de que el siempre está trabajando!.

Finalmente hermano, gracias por continuar orando por la obra de Dios entre nosotros y pidamos a Dios que obre en la conversión a Cristo de estos ranchos.

Bendiciones.


Descubre más desde SIERVO INÚTIL

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario