4 Julio 2022
Las lluvias de verano han sentado muy bien a la Sierra la cuál desesperaba por alivio después de dos años de sequía. Sin duda que Dios es bueno, su gracia común nos bendice a todos por igual aúnque ciertamente no lo merecemos.

Estos ranchos al igual que muchos otros lugares en el mundo viven terriblemente equivocados, acumulando ira para el día del juicio de Dios. Hasta hace poco y no conformes con todo el desolador panorama al que nos enfrentabamos debido a los incendios y la dura sequía de los dos últimos años ahora, aunque Dios nos ha mandado lluvias de todos modos las personas siguen desafiando a Dios en seguir con la misma mentira que ya se ha comprobado. Me refiero a la falsa idea que tienen como tradición; de que «San Juan» (un San Juan de su imaginación por supuesto) que nada tiene que ver con el de la Biblia, excepto por el nombre. Y quién para éllos es una especie de «ente divino» el cuál generosamente y cada año abre el grifo de los cielos para mandarles lluvias para prosperar sus cultivos. Pero quedó comprobadisimos por la sequía de los años anteriores que esté «San Juan»o ensordecio, o se tomó vacaciones o de verdad no existe porque falló rotundamente, el ídolo no escucho las súplicas de sus adeptos y no llovió.
Bien nós dijo Calvino que:
«El corazón del hombre es una fábrica de ídolos».
El hombre es capaz de inventarse sus propios dioses y de adorar cuálquier cosa por absurdo e ilógico que sea, excepto a Dios. Así de engañoso es el corazón humano.
Por otro lado, la tarea evangelizadora continua porque Dios así lo ha querido. Esta semana he podido seguir visitando a un matrimonio al cuál le hemos estado predicando desde hace ya tres meses cada martes. Éllos parecen que muestran interés sin embargo, no se han convencido del todo y en parte creo que los afanes y los placeres de este mundo son los motivos que aún los tienen separados de la Salvación.
En este mismo caso están muchos otros, ¡pobres! Se aferran a este mundo mientras pasan por alto al Dios de este mundo, y asi «viven» queriendo evitar pensar que un día van a morir y este mundo que tanto amaron les va a condenar.
A veces me digo ¿cuánto tiempo más debo insistir con las personas que están bajo esta misma condición?.
Y solo me recuerdo que sus almas están en grave peligro de morir y de ir a gustar de las llamas del infierno para siempre mientras que Cristo es el glorioso remedio que les puede librar de ese fatidito final.
La gloria de Dios y la compasión por los humanos son dos grandes razones para persistir en nuestra labor como agentes de salvación en esta tierra maldita por el pecado.
Para ser más exacto, tengo poco más de 6 años ya en esta región cumpliendo con esta labor, de advertir con el Evangelio sobre el desastre final y la oportunidad que nos da de recibir esperanza y paz a través de Jesús. Y aún hoy sigo esperando en el Señor el fruto de todo esté trabajo.
Sigo creyendo que el soberano Dios no me trajo hasta aquí sin ningúna razón. Estoy convencido que a su debido tiempo sus almas vendrán a adorarle por me dio de la predicación del Evangelio en estos ranchos. Y tal vez el cumplimiento de sú tiempo no será en mi tiempo sobre está tierra o tal vez si. ¡No lo sé! Que el Señor me conceda fe para ser fiel hasta el final.

Mientras tanto y en el otro lado de la moneda, El Club Infantil de la Biblia nos está dando la oportunidad de sembrar el Evangelio en muchos niños. Maravillosamente Dios nos está mandando más. Hay un hombre muy católico en el pueblo que aunque no sabe nada acerca de su «religión» y que reconoce que solo es por tradición debido a que sus padres lo bautizaron en esa Iglesia. Por otro lado su esposa fue educada como Testigo de Jehová por parte de su abuela y a mí me resulta curioso pensar ¿como es que se ponen de acuerdo? si cada uno parece tener sus propios preceptos en el tema de la religión. Pero bueno, esta pareja tiene dos niños, el mayor de 10 y el menor de 6 años. A los cuáles ya habíamos invitado a añadirse al Club pero sin embargo y hasta hoy no habían llegado. Una tarde mientras empezaba a llover el papá vino a mi puerta para decirme si podía mandar a sus hijos a la Escuelita Bíblica. Para mí fue una total sorpresa ya que antes yo había intentando hablar con este hombre acerca de Jesucristo y el siempre me evadia con el pretexto de que era católico y ahora me extrañaba tanto que quisiera confiarnos a sus hijos para que los eduquemos en la Palabra del Señor. Gustosamente le dije que por supuesto, y el sábado pasado sus dos hijos nos acompañaron por primera vez. De entrada los dos niños se involucraron de manera efectiva con los otros niños del grupo, participaron durante el tiempo de clase y se aprendieron las preguntas del catecismo para ganarse la insignia del caballo. (Esta es una dinámica donde animamos a los niños a aprenderse las preguntas del catecismo bíblico y ha cambió les recompensamos con un broche del Club que pueden lucir y coleccionar).

Y no solo fui yo el sorprendido si no otras personas del rancho al asegurar que nunca hubieran imaginado que esté hombre permitiría que sus hijos se reunieran con los Cristianos. A su vez, esto nos da una luz de esperanza para que personas como él un día lleguen a salir de la oscuridad en la cuál están. Tal vez, Dios ya esté obrando en su corazón, o Dios usara a sus hijos para acercarlo a Él. No lo sabemos, pero Dios nos ha dado está oportunidad de sembrar el Evangelio en estos niños cosa que queremos hacer.
Ahora al encontrarme trabajando con niños me ha ayudado mucho a desarrollar otras habilidades y también trabajar otras áreas que yo creía ya resueltas, como el asunto de la paciencia. Y si, Dios sigue trabajando en mi como veo que el puede estar trabajando en algunos de estos niños.

Esta semana uno de los niños más participativos que tenemos se me acerco y me preguntó si había pensado en algún día abandonar el pueblo o regresar a mi lugar de orígen. No sé porque me hizo esta pregunta, pero le respondí que a mí no me gustaría hacer eso, que yo preferiría quedarme aquí si esa es la voluntad de Dios. ¿Cómo vez? —Le pregunté. Eso está muy bien, así nos podrá seguir enseñando. Eso fue lo que me contestó y lo que se quedó grabado en mi corazón como una señal de que a veces el trabajo que realizamos para el Señor, mismo que puede pasar desapercibido ante la mirada de todo el mundo es apreciado por los pequeños a los que servimos y de mucho valor para Dios.
¡Que Dios bendiga su obra entre estos niños!
Por esta vez es todo, y que Dios le bendiga y siga orando por favor por nosotros.
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